Entrevista Dr L Roman Concepción

Dr. Lautaro Román Gianotti:

“Un médico nunca deja de serlo, al jubilar sólo se pasa a la reserva”

Dr. Lautaro Román Gianotti

Dicen que su presencia no pasa desapercibida. Más que su imponente estatura, su buen humor, su carácter amistoso, su respeto por el prójimo y su serenidad –de seguro herencia de su formación como ex alumno del Instituto Nacional- se notan cuando el doctor Lautaro Román Gianotti circula por los pasillos del Hospital Guillermo Grant Benavente de Concepción, “el más grande de Chile”, como orgullosamente lo apellida él.
Ese espíritu de servicio, a partir de este nuevo año se echará de menos entre los miembros del equipo de salud, sus alumnos e incluso los pacientes y sus familias, pues el doctor Román tomó la decisión de acogerse a retiro.
Al aproximarse el momento de la desvinculación, “me embargan sentimientos de alegría y de nostalgia, porque he completado una etapa importante de mi vida y me retiro con la satisfacción del deber cumplido, dando paso a la posibilidad de contratación de profesionales jóvenes, con nuevos conocimientos y mayores bríos para continuar atendiendo a los niños. He cumplido 45 años en el servicio público, al servicio de las personas más necesitadas de nuestro país, lo que me enorgullece”, dijo en su despedida de la familia pediátrica de la Región del Bío Bío.
La decisión fue personal y no pasó por la edad o tiempo de trabajo. “Siento que hay tiempos para trabajar y tiempos para retirarse. La inteligencia está en encontrar el momento exacto para no perjudicar a nadie”, señala.
Confiesa estar gratamente sorprendido por el eco que ha tenido su desvinculación del Servicio Público, “ya que son tantas las felicitaciones, apoyos, testimonios y recuerdos que he recibido en la institución y fuera de ella, que si hubiese sospechado que tenía tantos fans, quizás no habría renunciado”.
La primera entrevista de este año 2010 va para un hombre nacido en la ciudad italiana de Bolonia en 1940, justo en plena II Guerra Mundial, mientras su padre cumplía funciones para el Gobierno de Chile; que ingresó a estudiar a la Escuela de Medicina de la Universidad de Concepción en 1958, donde realizó sus estudios completos y el internado, recibiéndose de médico cirujano en la Universidad de Chile el 2 de junio de 1965; y que el 31 de diciembre de 2009 cerró el capítulo final de la historia que lo vinculaba al Servicio Público de Concepción.
Si bien las últimas semanas han estado cargadas de manifestaciones y compromisos, el doctor Lautaro Román Gianotti igualmente se animó a conversar con SAVALnet, en su particular estilo.

– Doctor Román, Usted lleva más de 40 años de destacada trayectoria profesional en el ámbito de la pediatría chilena. ¿Cómo y cuándo nació su interés por la especialidad?

Mi primera oportunidad de trabajo fue en el Servicio de Pediatría del Hospital San Vicente de Talcahuano y fue allí donde se completó mi inclinación por el estudio de las enfermedades infantiles. Me agradó comprobar que el pediatra es como un médico de familia, en quien todo el entorno del niño deposita su confianza y a quien le consultan todo tipo de asuntos. Me sentía haciendo una medicina más integral y no tan polarizada, como pasa con otras especialidades.

– ¿Cuál es la visión que Usted tiene de la evolución de la pediatría en nuestro país?

La pediatría, así como todas las ramas de la medicina, ha experimentado un tremendo progreso, lo que se traduce en los indicadores demográficos que son significativamente mejores cada año.

– A su juicio, ¿cuál es el principal desafío de la pediatría actual?

– En su momento fueron las enfermedades infecciosas, las que han disminuido notablemente gracias a los avances en vacunas, educación y saneamiento ambiental. Hoy, creo que el desafío es mejorar la mal nutrición, es decir, los graves problemas de obesidad que presentan nuestra población infantil y avanzar en enfermedades endocrinas, genéticas e inmunológicas.


– ¿Cuáles diría usted que son los hitos más importantes de su carrera profesional?

Pienso que un hito importante dentro de mi carrera, es haber obtenido la acreditación de especialista en la Universidad de Chile y además en CONACEM; el haber ingresado como titular al Servicio de Pediatría del Hospital Guillermo Grant Benavente, el más grande de Chile y haber seguido paso a paso el desarrollo de las distintas subespecialidades infantiles. Y, porque no decirlo, el estar en condiciones de desvincularme del Servicio de Pediatría en buenas condiciones de salud física y con una gran capacidad de trabajo vigente

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– Usted ha ejercido una enorme influencia en la formación científica de muchas generaciones de profesionales de la salud en Concepción. ¿Cuál es el sello, más allá de lo académico, que cree Usted caracteriza a sus alumnos?

No podría asegurar si las generaciones jóvenes han asimilado algo de lo que he pretendido transmitir, que es el cariño y respeto a los miembros del equipo de salud y el mejor trato posible a los pacientes y a sus familiares, la disciplina funcionaria, el espíritu de cooperación y la lealtad a mis jefes, la caballerosidad y la prestancia que debe tener un médico.

– Dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje, cuáles son las fortalezas y debilidades de las nuevas generaciones de pediatras que actualmente se están formando en las universidades chilenas

Me permito decir que la fortaleza de las nuevas generaciones de pediatras es la juventud, capacidad de trabajo, energía y entusiasmo. Me he dado cuenta que al terminar la Beca de Residencia, salen con un bagaje de conocimientos actualizados, que los médicos de mi generación han aprendido luego de muchos años de trabajo. Por otro lado, la debilidad podría ser que algunos privilegian sus derechos sobre los deberes hacia los pacientes; andan muy apurados, pues pretenden estar en muchas y distintas partes simultáneamente, lo que puede provocar errores en el manejo de los pacientes. El ímpetu y falta de experiencia, les puede jugar en contra en el manejo de los enfermos.

– Pasando a otro tema, hace un par de semanas, el Servicio de Pediatría del Hospital Guillermo Grant Benavente de Concepción realizó una emotiva despedida a Usted y otros colegas. En aquella oportunidad, pudimos percibir el gran cariño que Usted le tiene a todo el personal que trabaja en dicho Servicio. ¿Qué va a ser más difícil de dejar: la interacción con los pequeños pacientes o los lazos afectivos estrechados durante tantos años de ejercicio?

Después de casi 45 años ininterrumpidos de ejercicio de una profesión tan absorbente como es la medicina, hay cierto cansancio y la rutina de hacer siempre lo mismo, sin tener tiempo para explorar otras condiciones y potencialidades, termina convirtiéndose en un agobio, por lo que pienso que no extrañaré mi trabajo, pero sí el entorno humano en el que me desarrollo, pues cada día aprendo y disfruto de cada uno de los miembros del equipo de salud.

– ¿Qué le gustaría que sus colegas y amigos recordaran de su paso por el Hospital y por la UdeC de Usted?

Creo que recordarán mi buen humor, mi carácter amistoso, mi respeto al prójimo, mi serenidad y buen juicio.

– Por último doctor, a poco tiempo de acogerse a retiro, ¿se mantendrá ligado a la medicina de alguna manera o se desvinculará de ella para siempre?

Un médico nunca deja de ser médico, al jubilar sólo se pasa a la reserva. Por ahora pienso en descansar algo y… el tiempo dirá. En todo caso, pienso que un médico aunque no sea funcionario, debe o puede ejercer, mientras está totalmente lúcido y no se transforme en un peligro para los pacientes. Esto es una decisión personal y no depende necesariamente de la edad o tiempo de trabajo. Hay tiempos para trabajar y tiempos para retirarse. La inteligencia está en encontrar el momento exacto y no perjudicar a nadie.


El doctor Lautaro Román está casado con Norma Reyes Rodríguez, cirujano dentista y coronel (r) de Carabineros, con quien tiene cuatro hijos, todos ellos profesionales: Rossana, endocrinóloga infantil; Vanessa, abogado; Álvaro, ingeniero civil industrial y Franco, ingeniero forestal. Un grupo que crece, sumando, de momento, cinco nietos.
Al ser consultado sobre sus pasatiempos, señala que, a través de los años, se ha dedicado a la colección a escala de autos, camiones y animales en extinción; DVD musicales, fotografías y trenes eléctrico; a la caza y a la práctica de la computación.
Junto a un grupo de destacados colegas es coautor del libro “Vivencias de pediatras Penquistas” que habla sobre cómo el quehacer médico se proyecta al amplio campo de la convivencia humana y las diferencias que existían entre la práctica actual y la antigua, donde se le exigía al doctor tomar decisiones urgentes in situ incluyendo procedimientos de cirugía mayor como apendicitis, cesáreas, hernias, entre otras.

Fuente WWW.SAVAL.CL