Alimentos funcionales.

Avances en alimentación. Alimentos funcionales

Las personas están cada vez más conscientes de que son, en gran parte, responsables por la preservación de su salud, tanto por medio de una alimentación balanceada o por la práctica regular de una actividad física.

La gran mayoría, a su vez, está preocupada en evitar el consumo de alimentos que pueden ser perjudiciales al organismo y al mismo tiempo en aumentar el consumo de alimentos que pueden contribuir para la mejoría de la calidad de vida.

 

 

Fuente Creces.

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( Creces, 2012 )

 

La gran mayoría, a su vez, está preocupada en evitar el consumo de alimentos que pueden ser perjudiciales al organismo y al mismo tiempo en aumentar el consumo de alimentos que pueden contribuir para la mejoría de la calidad de vida.

 

Por este motivo, es cada vez mayor el interés por alimentos que puedan aportar algún beneficio adicional en relación a los productos tradicionalmente comercializados. En este contexto es que surgen los llamados alimentos funcionales.

Varias definiciones para un objetivo en común…

Asimismo, la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos establece que los alimentos funcionales pueden ser también ingredientes que abarcan productos potencialmente saludables, incluyendo cualquier alimento modificado o ingrediente que pueda proporcionar un beneficio a la salud, además de los nutrientes tradicionales que contienen.

Una variación de esas definiciones incluye el aspecto de reducción del riesgo de enfermedades. En ese sentido, algunos autores consideran que un alimento funcional es todo o constituyente de alimentos y bebidas que produzca efecto saludable, además de su valor nutritivo inherente a su composición química, pudiendo desempeñar un papel ventajoso en la prevención y tratamiento de enfermedades. Es decir, estos alimentos poseen potencial para promover la salud mediante mecanismos no previstos por la nutrición convencional, debiendo por otro lado ser resaltado que ese efecto se restringe a la promoción de la salud y no a la cura de enfermedades.

¿Qué tipo de alimentos son considerados funcionales?

La mayoría de los alimentos funcionales se concentra en alimentos de origen vegetal gracias a sus fotoquímicos, a pesar de que también hay algunos componentes reconocidos por sus propiedades benéficas a la salud en productos de origen animal.

Seguidamente se presenta una lista de algunos de los alimentos funcionales más investigados.

Prebióticos: Son ingredientes alimentarios no digeribles que afectan benéficamente el hospedero para estimular selectivamente el crecimiento y/o actividad de un limitado número de bacterias en el colon. Ejemplos de prebióticos son los galactooligosacáridos, fructooligosacáridos e inulina.

Probióticos: Son microrganismos (generalmente, Bifídobacterias y Lactobacilos) que, cuando son ingeridos, ejercen efectos benéficos para la salud, produciendo compuestos como las citoquinas y el ácido butírico que son antimicrobianos y antibacterianos. Algunos estudios también atribuyen a los probióticos una reducción del colesterol y protección contra algunos tipos de cáncer.

Avena: Por ser una fuente de fibras solubles (beta-glucanos), fue el producto que recibió la primera alegación de salud aprobada por la FDA. Solamente a productos que contengan 0,75 g de beta-glucanos es permitido hacer una alegación de que podrán recibir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Otros beneficios de las fibras solubles incluyen: el control de la diabetes; el auxilio en el tratamiento de hipertensión; la reducción del nivel de triglicéridos y el buen funcionamiento intestinal.

Ajo: Durante siglos, el ajo viene siendo apreciado por sus propiedades benéficas para la salud. Sin embargo, esa asociación del consumo de ajo con la salud viene ganando fuerza en los últimos años por causa del aumento de estudios epidemiológicos que indican que además de su propiedad antimicrobiana, ese alimento también puede reducir el riesgo de enfermedades coronarias y algunos tipos de cáncer.

Tomate: El licopeno es un carotenoide encontrado en grandes cantidades en el tomate y viene siendo asociado con la reducción del riesgo de varios tipos de enfermedades crónico-degenerativas.

Soja: Las isoflavonas, fitoestrógenos presentes en grandes cantidades en la soja están siendo relacionadas a la reducción del riesgo de cáncer de mama, osteoporosis, deficiencia cognitiva, enfermedades cardiovasculares y reducción de los efectos de la menopausia.

Semillas de lino: Rico en ácidos grasos omega-3, el aceite de semilla de lino posee propiedades antiinflamatorias y antialérgicas, pero actualmente los componentes bioactivos que vienen atrayendo una mayor atención de los investigadores son las ligninas, por su supuesta acción anticancerígena.

Vino tinto y uvas: Estudios recientes muestran que componentes no alcohólicos del vino, como los flavonoides y los fenoles, están presentes en una concentración de 20 a 50 veces más elevada en los vinos tintos en relación a los blancos. Es posible que esos fenoles eviten la oxidación del LDL. Otro componente bioactivo del vino es resveratol y ha sido demostrado que posee efectos anticancerígenos.

Un mercado importante

Lo que no es relativo, es el interés de la industria alimenticia por ese nuevo mercado. En 2001, la revista de procesamiento de alimentos de Estados Unidos Food Processing investigó los top 100 en el área de investigación y desarrollo de alimentos y concluyó que la categoría “alimentos funcionales” es una de las que concentraría más esfuerzos de investigación y desarrollo.

No hay duda de que el segmento de los alimentos funcionales es una realidad, y ese mercado tiende a crecer. El éxito de esos alimentos es también mérito de la habilidad de las industrias de alimentos en desarrollar productos eficientes y que atienden las necesidades de los consumidores

.Un alimento “no funcional” en su forma natural puede adquirir la condición de “funcional” de las siguientes maneras:

Aumentando la concentración de un componente natural para alcanzar la cantidad necesaria que induzca los efectos esperados.

• Adicionando un componente que normalmente no está presente en la mayoría de los alimentos, pero que su efecto benéfico para la salud haya sido demostrado.

• Substituyendo un componente, en general un macronutriente cuyo consumo ser excesivo y, por lo tanto, generador de efectos nocivos, por un componente que posea efectos benéficos demostrados.

• Aumentando la bio-disponibilidad de un componente alimentar que posea efecto benéfico comprobado