Efectos del hábito prolongado de succión de chupete o dedo sobre la dentición del niño

 

  • La succión de dedos, chupete u otros objetos no relacionados con la alimentación se considera una actividad normal en el desarrollo fetal y neonatal.

 

 

 

  • La succión de dedos, chupete u otros objetos no relacionados con la alimentación se considera una actividad normal en el desarrollo fetal y neonatal.
  • Se inicia in útero y puede persistir hasta los doce meses de edad o más, siendo la necesidad de succionar más intensa en los primeros meses de vida.
  • El reflejo de succión le permite al neonato alimentarse, pero además lo calma y lo conforta ya que es un medio de contacto con el entorno y además su forma de aprender sobre el mundo que lo rodea. A pesar de los efectos beneficiosos de esta práctica, también hay complicaciones.

 

Beneficios:

  • Efecto tranquilizador.
  • Posible asociación con menor incidencia de muerte súbita en el lactante.

Riesgos:

  • Fracaso de la lactancia materna
  • Malformaciones dentarias : mordida abierta, protrusión (inclinación hacia delante) de los dientes anterosuperiores, hipotonicidad del labio superior, interposición lingual, entre otras.
  • Asociación con otitis media aguda (OMA) a repetición
  • Mayor riesgo de accidentes.
  • En el período de RN se aconseja alimentar a los niños con lactancia materna exclusiva y esto satisface la necesidad de succión. Como la madre no está todas las veces que el niño desee succionar, el chupete también desempeña un papel. Sin embargo, no se debe ofrecer hasta que la lactancia materna esté bien establecida a las 2 o 3 semanas de vida para no interferir con ella.

Recomendaciones para los padres:

  • Nunca dar a su hijo chupete en vez de alimentarlo
  • Siempre verificar si su hijo está hambriento, cansado o aburrido antes de darle el chupete. Resuelva estas situaciones antes.
  • Siempre esterilizar el chupete poniéndolo en agua hirviendo por 5 minutos antes del primer uso, y asegurarse que esté completamente frío antes de dárselo. Luego mantengalo limpio lavándolo con agua caliente y jabón después de ser usado. No lo “limpie” chupándolo para no transmitir gérmenes a su hijo.
  • Siempre busque roturas o grietas en el chupete antes de darlo al niño. Reemplazar el chupete cada dos meses antes que se dañe.
  • No impregnar el chupete con azúcar o miel.
  • No amarrar el chupete alrededor del cuello del niño, ya que puede causar estrangulamiento y muerte. Usar broches especiales para ello.
  • No deje que el niño crezca utilizando el chupete todo el día. Esto puede producir problemas con el desarrollo del lenguaje y con sus dientes.
  • No dejar que el niño mordisquee el chupete ya que podría romperlo y producirse asfixia y muerte al tragar los pedazos.

 Hay niños que rechazan el chupete o los padres prefieren no dárselo, y el niño podría comenzar a succionar un dedo, habitualmente el pulgar.

 Es más sencillo dar fin a los hábitos del chupete que a los digitales porque los padres pueden controlar la suspensión del chupete. Para suspender la succión digital se pueden usar diferentes técnicas como poner una venda en el dedo, un guante o aparatos ortodóncicos, siempre contando con el acuerdo del niño, realizando refuerzos positivos.

Las alteraciones ocasionadas a nivel de la dentadura son muy similares entre los niños que succionan los dedos y los que usan chupete.

 Normalmente no quedan secuelas cuando el hábito se prolonga más allá del primer o segundo año de vida, pero sobrepasando ese tiempo existe una relación evidente entre la gravedad de las deformaciones y el tiempo que mantiene el hábito. Las alteraciones dentales también dependen de la frecuencia e intensidad del hábito. Cuando persiste más alla de los 4 años debe buscarse ayuda profesional para el término del hábito.

El papel del pediatra es fundamental en la detección precoz de malos hábitos de succión y oportuna derivación al odontopediatra para minimizar las secuelas.

 

Fuente: Pediatría al día: Volumen 23 Nº4 · Septiembre/Octubre · Año 2007. Autor del Arículo: Leonor Palomer

Editado por: alumna Javiera Postigo, Dra. Castro, Dr. Barreda

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