La ignorancia es uno de los grandes factores de riesgo para la salud. Puede que el mayor de todos.
José Luis de la Serna | Madrid
España es, junto con India, uno de los países del mundo en el que se sabe menos, por ejemplo, de los factores que influyen en la aparición de diabetes tipo 2;
por debajo incluso de Arabia Saudí y de Egipto. Así lo afirma un extenso estudio realizado por el grupo sanitario británico BUPA, accionista mayoritario de compañías como SANITAS. La encuesta que han llevado a cabo para conocer detalles como éste es extensa y significativa.
Teniendo en cuenta que nuestro país tiene una tasa considerable de obesos y preocupante de sobrepeso, y que su infancia es la más gorda de Europa, el dato es alarmante. Sobre todo porque la diabetes del adulto es una plaga que se está extendiendo en todo el mundo, lleva camino de convertirse en el líder de las enfermedades crónicas en el planeta, y es una enfermedad con unos claros factores de riesgo evitables, entre los que el sobrepeso y el sedentarismo compiten por ser cada uno de ellos el primero.
Por tanto, si se es consciente del poco conocimiento que tiene la población para frenar amenazas para su sanidad -mayores todavía que los cacareados déficit de gestión o las polémicas entre sistemas públicos y privados- se debe reaccionar. Como ya hemos repetido varias veces en ELMUNDO.es, la ignorancia es uno de los grandes factores de riesgo para la salud. Puede que el mayor de todos.
Los ciudadanos se informan sobre temas de salud gracias, sobre todo, a los medios de comunicación, fundamentalmente digitales. Ya se ha constatado en varios estudios que Internet ha superado a la televisión, a la prensa convencional y hasta a los propios médicos como fuente de información sobre salud.
Editores deben ayudar a la salud pública
Los grupos editoriales de solvencia, que apostaron en su día por una información en la red de calidad, tienen aún gran credibilidad entre la audiencia. Si no la aprovechan apostando por información de biomedicina de rigor, lo que no es incompatible con la comprensibilidad y el atractivo, perderán una oportunidad única de contribuir a elevar algo tan necesario como es la cultura científica. Sería una de las funciones sociales de las que presume la prensa muchas veces.
Las patologías crónicas lastran y lastrarán más en un futuro próximo la sanidad de todos los países del mundo. Más de lo que lo hacen las agudas. El tiempo en el que las enfermedades infecciosas se colocaban en el mayor enemigo de la salud de los humanos se ha acabado y ha llegado el momento en el que la enfermedad crónica es la lacra de todos los sistemas. El mejor médico de un problema crónico es el que lo padece, pero siempre que tenga un cierto nivel de información. Porque si a la ignorancia sumamos el aumento de los costes sanitarios, y la precariedad de muchas economías del mundo, entonces será difícil evitar que los sistemas de salud se acaben colapsando.